Círculo Oracular Femenino

Recuperando la ceremonia del té, el simbolismo del círculo y la lectura del oráculo MadrePaz como instrumento de conexión intuitiva y empoderamiento entre mujeres

sábado, 13 de noviembre de 2010

El Millonésimo Círculo: los círculos de mujeres puedan acelerar el cambio de la humanidad a una era post-patriarcal




Jean Shinoda Bolen explica que escribió este libro para inspirar a las mujeres a crear círculos con un centro espiritual, y para ofrecer a quienes actualmente forman parte de ellos una perspectiva de lo que su aportación significa dentro de un contexto más amplio. Se trata de contribuir a acelerar un proceso y un movimiento que ya está en marcha y que se basa en una hipótesis sencilla: "cuando un número importante de personas cambia su modo de pensar y de comportarse, la cultura lo hace también, y una nueva era comienza."

El centésimo mono es un relato que inspiró a los activistas antinucleares a seguir hacia adelante cuando la voz del sentido común decía que la carrera armamentista era imposible de detener. Ellos creyeron firmemente en el mensaje y la moraleja de este cuento alegórico basado en la Teoría Mórfica del biólogo Rupert Sheldrake, que postula que la conducta de una especie cambia cuando las condiciones dentro de ella alcanzan un nivel crítico, es decir, cuando se manifiestan en un número exacto de sujetos; a raíz de ello, el comportamiento y los hábitos de la especie entera experimentan una transformación. La versión más extendida de este relato fue la que escribió Ken Keyes, Jr., y dice así:

Durante treinta años, un grupo de científicos se dedicó a estudiar las colonias de monos que habitaban diversas islas, separadas entre sí, en las inmediaciones de las costas del Japón. A fin de hacer que los monos bajaran de los árboles para poder estudiarlos de cerca, los investigadores solían arrojar boniatos en la playa a modo de cebo, y cuando los monos acudían a saborear el almuerzo gratuito, tenían la ocasión de observarlos en detalle cómodamente. Un buen día, una mona de dieciocho meses a la que llamaban Imo se acercó a lavar su boniato en el mar antes de comérselo; supongo que sabía mejor limpio de arena o de pesticidas, o quizá adquiría de ese modo un ligero gusto salado que resultaba agradable al paladar. Imo enseñó a hacer esto a sus compañeros de juegos y a su madre, sus compañeros se lo enseñaron a las suyas, y paulatinamente fueron cada vez más los monos que empezaron a lavar sus boniatos en lugar de comérselos rebozados en arena. Al principio solo las hembras adultas, a imitación de sus crías, aprendieron a hacerlo, pero poco a poco otros aprendieron también.

Al cabo de un tiempo, los científicos se dieron cuenta de que todos los monos de la isla lavaban sus boniatos antes de llevárselos a la boca. Pero, aún cuando éste era un hecho significativo, fue aún más fascinante descubrir que aquella alteración de la conducta no se había producido es esta isla únicamente, sino que, de pronto, los monos de todas las demás islas habían empezado también a lavar sus boniatos a pesar de que nunca había existido contacto directo entre las colonias de monos de unas islas y otras.



El centésimo mono era el hipotético mono que anónimamente había inclinado la balanza de forma decisiva para la especie: aquel cuyo cambio de conducta significó que todos los monos, a partir de este instante, lavarían los boniatos antes de comérselos. A modo de alegoría, El centésimo mono alienta la esperanza de que cuando un número decisivo de personas transforme su actitud o su comportamiento, la cultura en su totalidad se transformará. Unos pocos empiezan a hacer aquello que era impensable, y pronto son muchos quienes lo hacen; y cuando un cierto número de individuos cambia, esa nueva conducta forma arte indivisible de cómo somos y de lo que somos como seres humanos. Alguien tiene que ser el mono número treinta y siete, y el sesenta y tres, y el noventa y nueve antes de que le llegue el momento al mono número cien…, y nadie sabe cuán cerca está de ese momento, o a qué distancia se encuentra el centésimo mono hasta que, de repente, está allí.

Como Imo y sus amigos

Para que la cultura humana cambie –para que exista el centésimo mono es necesario un equivalente humano de Imo y sus amigos, pues sólo de esa manera podrá el patriarcado incorporar, por un lado, la sutil sabiduría y compasión asociadas al aspecto femenino de la humanidad, y, por otro, la sabiduría indígena que implica una conexión con todos los organismos vivos del planeta, y llegar de ese modo a un equilibrio. Creo de verdad que eso será lo que ocurra cuando haya un número decisivo de círculos de mujeres: para que el sistema patriarcal cambie ha de existir un millonésimo círculo. Y ha de ser así porque lo que el mundo actualmente necesita es una inyección de la clase de sabiduría que las mujeres tienen, y la forma misma del círculo es una encarnación de esa sabiduría. La famosa expresión de Marshall Mc Luhan “el medio es el mensaje”, sin duda, puede aplicarse a los círculos de mujeres, ya que en un círculo no existen las jerarquías…, y eso es la igualdad; es así como una cultura se comporta cuando escucha y aprende de cada uno de sus integrantes.



Están empezando a aflorar círculos en todas partes: círculos de mujeres que se alientan y confortan unas a otras, círculos de sanación, círculos de sabiduría, círculos de hermanas, de mujeres sabias, de madres de un clan, de abuelas…, círculos de ancianas y de mujeres en camino de serlo, círculos que perduran a través del tiempo y círculos creados con un fin preciso, incluso círculos de mujeres en el ciberespacio y en el mundo de los negocios. Reunirse en un círculo y aprender a estar en él es hacer lo que hicieron “Imo y sus amigos”.

Cuanto mayor sea el número de círculos, más fácil será que nuevos círculos nazcan: así es como funcionan los campos morfogenéticos. Cada círculo es una regeneración de la forma arquetípica, está inspirado y sustentado por todos los círculos de mujeres que han existido, y él, a su vez, hace una aportación al campo de energía arquetípica que facilitará el camino al círculo siguiente. Los campos morfogenéticos y los arquetipos se comportan como si hubieran conocido una existencia previa e invisible fuera del espacio y del tiempo, resultan instantáneamente accesibles cuando nos alienamos con esa forma, y encuentran expresión en nuestros pensamientos, sentimientos, sueños y acciones. El círculo, y especialmente un círculo sagrado, es mucho más que la experiencia de esta generación.

Obsérvalo, hazlo, enséñalo

'Obsérvalo, hazlo, enséñalo'. Cuando estaba en la Facultad de Medicina, éste era el mantra del estudiante, y ése el método por el que aprendían los médicos: un modelo de aprendizaje basado en la experiencia directa.

De carácter muy similar son las experiencias dentro del círculo; aunque tal vez el primer círculo que veas se halle sólo en tu imaginación, es posible que después te unas a un círculo de mujeres, o que tú misma formes uno. Estar en un círculo es una práctica de aprendizaje y crecimiento que se nutre de la experiencia y la sabiduría, del compromiso y el valor de cada una de las mujeres que hay en él.

Los círculos pasan por distintas etapas y cambios, florecen o flaquean, sanan o causan dolor a sus miembros, y pueden ser una experiencia transitoria o imperecedera. Del mismo modo que cada miembro aporta al círculo su saber en el campo de las relaciones, esto funciona en sentido inverso, es decir, la experiencia del círculo puede tener un radical efecto positivo en las relaciones exteriores al círculo, puesto que proporciona un modelo, un espacio donde comunicarse con sinceridad y afecto hasta que ésa sea la forma de comunicación habitual en tu vida, y sea también la que esperas de los demás. Esto, a su vez, puede llevarte a cambiar la estructura patriarcal de tus relaciones personales, y, a medida que empieces a cambiar tus relaciones, ese cambio se expandirá.

Igual que cuando arrojas piedrecillas en un estanque, del impacto de cada cambio nacen anillos concéntricos cuyo movimiento ondulatorio se extiende y provoca un efecto en otras relaciones.




Desde el círculo uno al millonésimo círculo

Formar parte de un círculo lleva a formar parte de otros. Al igual que los colonos de la antigua Grecia, que antes de abandonar su ciudad natal acudían al templo y, del fuego que ardía en el centro del hogar circular, tomaban brasas con las que encender el fuego del que ahora sería su nuevo templo, y al igual que la muchacha recién casada tomaba ascuas del hogar materno para encender la lumbre en su nueva casa, cualquiera que haya formado parte de un círculo sagrado puede llevar ese espíritu –así como ese arquetipo y ese campo morfogenético- a un nuevo círculo o a otro aspecto de su vida.


Tal vez te pongas en movimiento y formes un círculo nuevo, o sin esfuerzo pongas en marcha un segundo círculo; quizá al hablar de tu círculo con una amiga hagas que se sienta inspirada y sea ella quien cree un nuevo círculo de mujeres, o es posible que mientras leas este libro decidas que quieres participar en uno. La propagación de los círculos se asemeja, por tanto, al modo en que se reproducen las fresas, cuyos tallos rastrean la tierra sembrándola de estolones que se convierten en futuras plantas, y éstas un día, a su vez, crearán todo un campo rebosante de estas frutas.



Los círculos de mujeres se forman de uno en uno, y cada uno logra que la experiencia de haber estado en un círculo se expanda a otras mujeres, ya que cada mujer a la que un círculo ha ayudado a cambiar lleva consigo esa experiencia al mundo de sus relaciones. Y será así hasta que, finalmente, un día nazca un nuevo círculo… que será el millonésimo círculo, el decisivo, y que iniciará para la humanidad la era post-patriarcal.

El millonésimo círculo - Shinoda Bolen, Jean
Editorial Kairós SA - 100 páginas - Idioma: Español
ISBN: 8472455785 ISBN-13: 9788472455788 - (2008)


“El poder invisible de los círculos de mujeres sobre las mujeres que los componen, crece a partir del poder que sus componentes tienen entre sí, que es extraordinario.”



"Durante la etapa en la que empiezas a planearlo
y visualizarlo,
cierta información te será de ayuda.
Recuerda tus experiencias previas
con grupos de mujeres;
reflexiona sobre lo que has aprendido de ellos.
Lee libros relacionados con la formación de círculos.
Habla con veteranas de los grupos de mujeres,
con esas a quienes los círculos han ayudado a crecer
y con las que han superado las experiencias
que vivieron en ellos.
Deja que la idea madure."

"Una vez que tengas la firma intención
de ver florecer ese embarazo,
invita al espíritu creativo,
a la gracia, al sincronismo
y a la buena fortuna
a que bendigan la empresa."


"Algunos tienen un programa o un objetivo,
una razón manifiesta para reunirse
que va más allá del hecho de constituir un círculo:
los grupos de costura, por ejemplo,
donde las mujeres del campo solían congregarse
y aprovechaban para ponerse al día
de las últimas noticias de cada una.
Pienso que muchos de ellos
eran grupos de ayuda mutua
y asociaciones de aprendizaje,
círculos que, casualmente, también cosían."



"Cuando un círculo de mujeres se congrega
alrededor de un centro
adopta la forma de una rueda invisible
o mandala.

El círculo se reúne
como si rodeara un fuego sagrado
que ardiera en el centro de un hogar circular."



"La idea de crear un círculo de iguales
es un propósito común.
Cada mujer se compromete a hacerlo florecer
y a mantenerlo,
en interés propio y en el del círculo.
Cada mujer del círculo tiene importancia
para sí misma y para el círculo,
ya que cada mujer contribuye al círculo
con su presencia
y, cuando se expresa,
con su discernimiento
y las experiencias que comparte."



"Puede que el arquetipo del círculo sea perfecto;
un círculo de mujeres nunca lo es.
Pero si se mantiene en contacto con su centro
cuando los problemas surgen
y hay sabiduría, amor, honradez
y cabida para las equivocaciones,
el círculo es más que "aceptable":
es creatividad, es una obra de arte
en construcción."





Pautas Para Un Círculo

Para participar en un círculo, sólo necesitas tener el deseo, la disposición de asistir a las reuniones y estar de acuerdo con los principios establecidos. Cada grupo define sus propias pautas. A continuación hay algunos acuerdos que han ayudado a los círculos a funcionar más satisfactoriamente para todos los participantes.

Crea un círculo.

Considéralo un espacio sagrado.
Habla de uno en uno.
Habla y escucha desde el corazón.
Invita y abraza diversos puntos de vista.
Escucha con curiosidad en vez de juicio.
Comparte liderazgo y recursos.
Decidir juntos cómo se tomarán las decisiones.
Trabaja hacia un consenso en la medida de lo posible.
Ofrece experiencia en vez de aconsejar.
Cuando estás en duda o tienes una necesidad, para y silenciosamente pide orientación.
Decidir juntos lo que se va a mantener en confidencialidad.
Habla desde tus propias experiencias y creencias en vez de hablar por los demás.
Habla y cierra el círculo escuchando todas las voces.

Surgencias para un círculo
Crea un espacio sagrado. Esto incluye preparar físicamente un espacio para acomodar a los participantes de un círculo, normalmente con un centro de mesa o un altar.

Escucha con compasión y para oír la sabiduría. Esto incluye escuchar sin una “agenda,” dejando de lado cualquier opinión, sintiendo curiosidad y encontrando el significado sabio en las declaraciones de los demás.

Habla desde tu corazón y desde tu propia experiencia. Hablad de uno en uno. Esto incluye decir lo que es cierto para ti y dirigirte al centro del círculo, no a otro individuo.

Ofrecemos nuestra experiencia y sentimientos al círculo, no nuestro consejo. También, hablamos uno a uno e invocamos ”a talking piece” cuando es necesario, para asegurar que todos somos oídos.

Invita el silencio y la reflexión cuando sea necesario, en ti y en el círculo. Esto incluye escuchar a nuestro guía interno antes de hablar. También, debemos pedir silencio y reflexión en el círculo cuando sentimos que es necesario.

Toma responsabilidad por tu experiencia y tu impacto en el círculo. Esto incluye demostrar respeto hacia ti mismo/a y disciplina. Nos observamos a nosotros mismos para asegurar de que nuestras necesidades y expectativas se cumplan. Procuramos que nuestra contribución añada a la experiencia positiva de todos en el círculo.

Mantén la confidencialidad del círculo. Esto se refiere a los acuerdos de confidencialidad. Lo que se habla en el círculo, se queda en el círculo para ayudar a crear un ambiente seguro donde podamos compartir nuestras experiencias y sentimientos.

Toma decisiones, cuando sea necesario, por consenso. Si los participantes de un círculo necesitan tomar una decisión, generalmente es deseable llegar a un consenso. Estas pautas pueden ser adoptadas como un punto de comienzo para acuerdos grupales en cualquier círculo, sabiendo que cada grupo tiene la libertad de añadir o modificar tal y como se crea necesario.


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